Varios estudios de los últimos años han evidenciado que las ratas que son descuidadas por sus madres al nacer sufren determinados cambios genéticos en algunas zonas del cerebro. Por ejemplo, se ha visto que un gen llamado Nr3c1 sufre una modificación conocida como "metilación", que altera su función y contribuye a que el cerebro del animal no pueda orquestar un buena respuesta frente al estrés. Ahora, un nuevo trabajo publicado en la revista Nature Neuroscience encuentra que la versión humana de ese gen también se metila en niños que sufren malos tratos.
Un equipo de investigadores de la Universidad McGilll, en Canadá, ha estudiado muestras de los cerebros de 12 personas que cometieron suicidio y habían recibido malos tratos en su infancia, comparándolas con los cerebros de 12 personas que se suicidaron pero no tenían historia de malos tratos, y con 12 personas que fallecieron por otras causas. Los investigadores vieron que el gen NR3C1 sufría metilación únicamente en los individuos que habían recibido malos tratos. Esto es de gran interés, porque confirma que estímulos ambientales y experiencias vitales son capaces de modificar el funcionamiento de los genes, y que esos cambios pueden permanecer durante años. Pero la metilación de un gen es un proceso reversible, por lo que estos resultados también permiten pensar que esas alteraciones pueden ser corregidas por medio de fármacos o empleando psicoterapia.
ESCRITO POR: Javier Novo | Departamento de Genética.
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